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Sin Creatividad el progreso es imposible – Claudio Soriano

Autor: Claudio Soriano

Fecha de publicación en Neuronilla: 15/ 02 / 07

En los cambiantes mercados de hoy, la creatividad se ha convertido en un ingrediente clave para la gestión de las empresas. Los mercados cambian continuamente y se hacen cada vez más exigentes. En consecuencia, las empresas también deben cambiar y mejorar, de manera continua. Y para avanzar y mejorar es necesario hacer “cosas” nuevas: nadie mejora haciendo lo mismo de siempre. Pero, hay dos buenas noticias: (a) la creatividad puede ser aprendida, mejorada y desarrollada a voluntad y (b) no existe algún truco o secreto en la creatividad.

Existe una sentencia cuya certeza y veracidad se confirma cada día: “El primer signo de locura es pretender seguir haciendo lo mismo de siempre a la espera de obtener resultados diferentes. Si usted hace siempre lo mismo, obtendrá, también, siempre lo mismo.” Sin embargo, encontramos muchos responsables de empresas que, erróneamente, aún hoy en día pretenden que así sea. Esperan el milagro. Confían en que sus organizaciones progresarán mientras ellos siguen haciendo lo mismo de siempre. Y esto es imposible.

Si en su empresa no son capaces de crear, innovar, explorar nuevas experiencias, antes o después los consumidores y clientes se encargarán de sacarla del mercado. Y esto así por una razón muy sencilla: si su empresa permanece estática… ¡los consumidores y clientes no! Antes o después ellos seguirán su camino. Y en la medida en que su empresa no sea capaz de seguir ese mismo camino, estará perdida. Así de sencillo. Los miles de ejemplos que todos conocemos no nos dejan mentir. Si usted pretende que su empresa progrese, tenga éxito, genere mayor rentabilidad, no existe otra alternativa: su empresa tendrá que ser creativa.

Los mercados cambian continuamente y se hacen cada día más exigentes. Los consumidores y clientes son más educados, conocen mejor los productos (tanto los suyos como los de la competencia), disponen de más dinero para gastar, tienen un abanico más amplio de opciones donde elegir. Las actuales circunstancias en que operan las empresas exigen un proceso continuo de mejoras: nuevos productos, nuevos servicios, mejoras de la calidad, nuevos sistemas operativos, nuevos enfoques de gestión, mejor atención a los clientes y un largo etcétera.

Lo anterior implica que las empresas deben mejorar, también, de manera continua para poder enfrentar con posibilidades de éxito la creciente competencia de sus rivales en el mercado. Y para mejorar es necesario hacer “cosas” nuevas: nadie mejora haciendo exactamente lo mismo. Y para crear “cosas” nuevas las creatividad es un arma insustituible.

¿Creatividad o rutina?

El mundo cambia de forma acelerada. Los cambios en la economía, los sectores de negocios, la tecnología, los estilos de vida, son cada vez más rápidos y más numerosos. Es la realidad del tiempo en que nos ha tocado gestionar nuestras empresas. Para responder a los retos que le imponen los nuevos tiempos, las empresas disponen, básicamente, de dos vías: la vía rutinaria, es decir, hacer siempre lo mismo o, quizá, simplemente, más de lo mismo; o la vía creativa, enfrentar las nuevas situaciones con nuevas respuestas que respondan mejor a las nuevas condiciones.

El problema es que cuando la empresa reacciona de forma rutinaria (hacer las cosas como las ha venido haciendo durante años), en realidad no está respondiendo a las situaciones actuales, si no que pretende resolver los problemas actuales con las respuestas que aprendió en el pasado. El resultado es que la respuesta o solución que se aplica no es eficaz ya que no responde a las verdaderas condiciones y matices existentes en el presente (el pasado nunca se repite con características idénticas). Nótese que la experiencia (basada en la rutina) constituye una plataforma valiosa, pero debe utilizarse únicamente como punto de inicio a partir del cual se podrá desarrollar la creatividad. Esto así porque la experiencia, por sí sola, no genera nuevas ideas. En los entornos de negocios de hoy, la creatividad no sólo es importante y necesaria para desarrollar nuevos productos o servicios o para crear un mensaje promocional novedoso y de impacto (como erróneamente algunos creen), si no que la creatividad es absolutamente necesaria para mantener la empresa funcionando y avanzando.

Dos buenas noticias

Las primera buena noticia es que la creatividad, al igual que todas las habilidades intelectuales o mentales del ser humano (como la memoria, el autocontrol, el poder de concentración, etcétera), puede ser aprendida, mejorada y desarrollada a voluntad. “Nadie nace sabiendo”, afirma el proverbio. Pero, todos podemos aprender. Existen además muchas técnicas, ya debidamente probadas y comprobadas, que ayudan a desarrollar y potenciar la creatividad en las empresas.

La segunda buena noticia es que no existen trucos ni secretos para la creatividad, ni la misma es patrimonio exclusivo de algunos privilegiados. Uno de los mitos de la creatividad es creer que las ideas nuevas surgen casi por generación espontánea, que les llegan a las personas sin que estas hagan esfuerzo alguno, que se producen “por inspiración”; que, en otras palabras, las ideas les “caen de las nubes” a ciertas personas que tienen la suerte de que eso les suceda.

La realidad es que si existe algún truco o secreto en la creatividad es el siguiente: una nueva idea no es más que una nueva forma de interrelacionar dos o más cosas que ya existían antes, pero que nadie había interrelacionado entre sí con anterioridad. “Nada surge de la nada”. En consecuencia, las ideas tampoco surgen de la nada.

Siempre, siempre, una idea, aparentemente nueva y completamente original, no será más que la unión de dos o más ideas o conceptos que existían antes. Si analizamos cualquiera de los inventos producidos por el ser humano durante toda la historia de la humanidad, veremos que, en el fondo no son más que, como dijimos antes, el resultado de “interrelacionar dos o más cosas que existían con anterioridad”.

¿Recuerda la frase: “Nada nuevo hay bajo sol”? Pues, ni siquiera los inventos son, en realidad, completamente nuevos. Veamos, como ejemplo, algunos de los inventos que han revolucionado nuestra forma moderna de vivir: el automóvil, el enlatado de alimentos al vacío, el avión, el teléfono, los supermercados, la tarjeta de crédito, las locomotoras, la fotografía y la cinematografía, los rayos láser, el radar, los ordenadores o computadoras, las medicinas, el aire acondicionado, la electricidad y todas sus aplicaciones, la televisión, etcétera, etcétera, etcétera… ¡hasta las naves espaciales! Todos no son más que desarrollos de cosas que existían antes.

Cuando asimilamos esta realidad y tenemos conciencia plena de la misma, entonces comprendemos que la creatividad no es un misterio, ni un arcano, ni una capacidad especial de algunas personas que han nacido con ella, si no que está al alcance de cualquiera de nosotros. Y, lo más importante, la misma no está limitada a las grandes empresas o a los grandes profesionales: en las medianas y pequeñas también se puede desarrollar la creatividad, en especial, para solucionar los problemas y adoptar las decisiones que se tienen que tomar a diario en la gestión. Y, en particular, para crear las condiciones que le permitirán seguir creciendo, consolidando sus posiciones en los cambiantes mercados e incrementar de forma consistente la rentabilidad. No existe otra forma para progresar: hacer siempre lo mismo sólo conduce a lograr los mismos resultados (ni más ni menos).

Claudio Soriano es Doctor en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad Internacional de Estudios Sociales de Roma

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