A nada que leas algo sobre creatividad sin duda escucharás, a veces a gritos, tanto el discurso de “toma la iniciativa” como el de “fluye con lo que hay”. Y por desgracia, generalmente presentados de forma excluyente. ¿Nos animamos a superar la polaridad?
HACER QUE LAS COSAS SUCEDAN
Las personas o entidades especialmente creativas frecuentemente hacen gala de su capacidad para definir sus propios objetivos y avanzar hacia ellos a veces trascendiendo los dictados del entorno.
Las innovaciones con un mayor retorno (aunque también mayor riesgo) suelen ser aquellas que profanan lo establecido.
Victor Frankl creó el término “proactividad” que posteriormente adoptó Stephen Covey. Con él nos referimos a la persona u organización que asume el control sobre sus acciones de forma activa y “haciendo prevalecer la libertad de elección sobre las circunstancias del contexto”.
La brújula de la conducta proactiva son los valores; no consiste en el activismo o hiperactividad sino en tomar conciencia de lo que necesitamos y actuar en consecuencia de forma responsable.
Su opuesto sería la “reactividad”, generalmente interpretada en estos ámbitos como la conducta pasiva que navega a merced de las circunstancias y el ambiente social.
El tendón de Aquiles de la proactividad aparece cuando nos topamos con un muro y lo embestimos obstinadamente. Cuando perdemos energía en una quimera luchando contra los elementos.
ADAPTARNOS A LO QUE SUCEDE
Al otro lado del río esta la posibilidad de fluir con lo que ocurre, aceptar lo que somos, lo que son las demás personas y los acontecimientos de la vida.
La habilidad para adaptarnos a lo que está aconteciendo, “dejarlo estar” y aprovechar las fuerzas naturales del contexto, como un practicante de Aikido o de Judo que aprovecha la fuerza de su “adversario”.
En un mundo cambiante, las empresas tienen cada vez más claro la importancia de adaptarse a las situaciones económicas y las oportunidades de mercado (reorganizaciones, fusiones, procesos de internacionalización, nuevas propuestas de mercados, actuar en nuevos espacios y con nuevos clientes…).
Gary Hamel considera que la adaptación es la cualidad empresarial y personal más importante de nuestro tiempo. Esto lo saben los inversores, quienes se ven más atraídos por las empresas que saben gestionar sus continuos cambios: “…vivimos un momento en el que los cambios cambian: son más rápidos, dañinos e impredecibles. Así que lo importante para una compañía hoy no es su ventaja competitiva en un periodo determinado sino su capacidad para evolucionar y adaptarse al paso del tiempo”. Las claves que nos aporta para ello son: trabajar en las actitudes mentales, las motivaciones intrínsecas, en sistemas de gestión que no estorben y desgasten y en empoderar comportamientos, actitudes e ideas que quieran, de forma constructiva, reinventar la realidad del momento.
Edward de Bono, describe las diferencias entre lo fluido y lo rígido definiendo dos tipos de “lógica”:
- La lógica de agua, la de la percepción: fluye, se adapta al contexto (continente), tiene un borde fluido, se unen las capas en una percepción total, tiende a fluir hacia un estado estable, se ocupa de “lo que podría ser”…
- La lógica de roca, la del procesamiento: es fija y permanente, tiene un borde duro, las capas están separadas, es inmóvil, se ocupa de “lo que es”…
Si lo prefieres dicho de forma más poética: «No es necesario empujar la vida. Sólo fluir con ella y entregarse completamente a las tareas del momento presente.» (Nisargadatta Maharaj).
LA CONCILIACIÓN
Pero existe la alternativa para no comportarnos como un toro que se desgasta arremetiendo estúpidamente contra un obstáculo ni como un cascarón de nuez que corre a merced del curso del agua. La de conducir un velero, sin perder de vista nuestro objetivo pero aprovechando la fuerza del viento a nuestro favor.
El desafío es integrar la parte yang, activa y penetrante, con la parte yin, pasiva y receptiva.
En el mundo de la psicología, la integración entre estos dos principios la ha utilizado especialmente la “Terapia de Aceptación y Compromiso o ACT” (de Steven Hayes principalmente): la capacidad para estar conscientes, en el aquí y ahora, unida a la de actuar acordemente con nuestros valores. La aceptación de nuestros “eventos internos” (pensamientos, sentimientos, recuerdos…) nos ayuda a superar la “evitación experiencial”, la lucha por evadir el sufrimiento, y el compromiso a introducir los cambios para acercarnos a nuestros objetivos.
Desde Neuronilla, preguntamos a Mihaly Csikszentmihalyi cómo podemos fluir (flow) más en la empresa, su respuesta fue igualmente integradora: “Hay dos posibilidades principales. Una es que puedes manejarte cambiando las condiciones externas para que sea más probable que estés en Flow. Eso quiere decir por ejemplo, encontrando un trabajo que en sí mismo te proporcione un reto. Consiguiendo un feedback claro de lo que estás haciendo. Esto significa cambiar cómo trabajas, cómo es el trabajo… La otra elección es cambiar la forma en que te tomas el trabajo, la forma en que lo practicas, cómo enfocas tu atención, cómo te involucras haciendo el mejor trabajo que puedes hacer. Ambas estrategias tienen desventajas y ninguna de ellas te asegura que funcione.»
En “Creatividad. El fluir y la psicología del descubrimiento y la invención”, nos recuerda (“Las 10 dimensiones de la complejidad”) que las personas más creativas son capaces de pasar de un extremo a otro en varios de sus rasgos, entre ellos de la pasión o apego a su trabajo a la objetividad y desapego con respecto a el, de la irresponsabilidad y despreocupación a la disciplina y perseverancia y de la rebeldía e independencia a la adaptación más conservadora al campo en el que trabajan: “entre los rasgos que definen a una persona creativa, son fundamentales dos tendencias opuestas de alguna manera: una gran curiosidad y apertura por un lado, y una perseverancia casi obsesiva por el otro”.
Los revolucionarios del mundo empresarial Jonas Ridderstrale y Kjell Nordstrom de “Funky Business” también nos advierten de ambas fuerzas: “El futuro es impredecible: hay que crearlo. O te paras a contemplar las cosas o las provocas, haces que sucedan.” Y también: “Nos guste o no, los cambios no se pueden encender y apagar. En el presente fluyen sin control. Si tratas de frenarlos, las aguas se dispersarán en todas direcciones. Si te duermes, te ahogarás”.
Marga Iñiguez utiliza la metáfora de un gusano que es capaz de traspasar el muro que el toro no pudo destruir utilizando su flexibilidad con diferentes estrategias (trepar, cavar un túnel, hacerse bola y rodar…). Ahí entra en juego de nuevo la creatividad.
Concluyendo:
- Es tan importante “ir a por lo que quiero” como “aceptar lo que me viene”.
- Es tan importante “adaptarnos a lo que está ocurriendo a nuestro alrededor y aprovechar su inercia” como “avanzar con perseverancia hacia nuestros propósitos”.
- Quizá hay un momento para cada camino.
- Flexibilicémonos para crear diferentes estrategias y adaptarlas a la situación.
¿Quieres ver más paradojas de la creatividad?
- Autor: David Díez Sánchez, director de «Neuronilla – Creatividad e Innovación”.
- Fecha: 11 / 11 / 2013.