Al contrario de lo que muchos piensan, el ocio no es lo mismo que el tiempo libre. El comúnmente llamado tiempo libre es el tiempo restante, el que nos sobra por así decirlo, y que es una materia prima valiosa que, invertida adecuadamente, puede ser altamente gratificante o por el contrario llevarnos al aburrimiento, todo depende de cómo lo utilicemos. Ese tiempo lo podríamos invertir en ocio.
Aquí debo hacer una distinción importante entre lo que se entiende por ocio activo y ocio pasivo. El ocio pasivo es el no “hacer nada”, el esperar a los estímulos y reaccionar, por lo tanto nos convertimos en seres re – activos. Un ejemplo de esto sería ver la televisión, ir al cine o cosas de cierta índole. El ocio activo, por el contrario, es el tiempo que invertimos en proyectos, con el que nos desarrollamos personalmente y en el que podemos potenciar nuestra creatividad. Tal como dice Csikszentmihalyi, el ocio es necesario para la creatividad. Esta clase de ocio sería más pro – activo, ya que no reaccionamos a unos estímulos externos, sino que proyectamos, planeamos y creamos lo que queremos hacer. El ocio educado, ya lo decía Oscar Wilde, es la condición perfecta del hombre. Por lo tanto, donde deberíamos invertir es en el ocio activo. Desgraciadamente, la sociedad se ha empeñado en convertir el ocio en consumo. Nos enseña que poseer cosas es lo importante, y desdeña el enriquecimiento personal. La creatividad es una forma de ir más allá de lo establecido, y eso genera temor a ciertos sectores. Si se puede tener a la gente entretenida mediante ocio pasivo o con el consumismo, no hay de qué preocuparse. Tal como reza el aforismo romano, al pueblo, pan y circo. Tampoco interesa que la gente se aburra. Según Csikszentmihalyi el ocio es peligroso por dos razones fundamentales: La primera consiste en que la mente necesita estar ocupada en algo; la falta de actividad, por baja que sea puede generar patologías. La segunda es la televisión, que está cargada de males tales como hacerte desear productos(consumismo), objetos materiales, etc… por lo tanto se precisa de un trabajo mejor, o en la mayoría de los casos, de más horas para conseguir comprar todo aquello que se desea.
Cuando el aburrimiento nos invade no sabemos que hacer para salir de esa situación. Hay veces que incluso no tenemos fuerzas ni estrategias ni siquiera para plantearnos hacer otra cosa. Lo más fácil sigue siendo dejarse llevar y acabar viendo la televisión.
¿Qué puede hacer la creatividad por nosotros en esos casos? Esa es la pregunta que da sentido a todo esto. La creatividad es el antídoto contra el aburrimiento. El ocio, para ser gratificante, necesita de la creatividad, y la creatividad, para desarrollarse necesita tiempo. La mayoría de los genios creativos desarrollaron su obra fuera de sus trabajos, en su tiempo de ocio. En muchos de esos casos la actividad empezó como un hobby. Cuando hacemos algo que nos gusta y estamos motivados por esa actividad entramos en lo que se denomina fluir. Un estado de flujo sería el dedicar, primero conscientemente y luego inconscientemente, todas tus capacidades y atención al servicio de la tarea que estás realizando en ese momento. La concepción del tiempo cambia y pueden pasar horas sin que lo percibamos como tal. El fluir es necesario para la autorrealización, y ésta para la felicidad. Como se observa, la diferencia entre pasar de un estado pasivo (re –activo) a un estado de felicidad, es en muchos casos, una cuestión de actitud, ya que la creatividad empieza por una motivación hacia algo, una actitud positiva para intentar hacer algo con tu vida. Así que, intentemos ser creativos, no pensemos que eso es para los genios (ya desmitificaremos esto en otra ocasión), y construyamos nuestras vidas tal y como queramos. Puede ser que detrás de cada hobby este escondido nuestro futuro, ya que todos poseemos talentos que ni siquiera sospechamos, y son estos los que hemos de potenciar, sean cuales sean. El aspecto importante es buscarlo, intentarlo, no cerrarse a las cosas, adoptar una postura de apertura hacia el mundo, potenciando la curiosidad que es una de las claves para la creatividad. Al hacer esto estaremos dando sentido a nuestras vidas, ya que estaremos eligiendo lo que de verdad queremos hacer y sólo así seremos felices.
Guzmán López es, entre otras muchas cosas, consultor, formador, escritor, psicólogo, músico y viajero. Profesionalmente colabora con distintas empresas y universidades, y en todo lo que hace hay un mínimo común múltiplo: la creatividad. Su último libro se llama Serendipity (Alienta Editorial) y en él explica las claves de cómo conseguir éxitos inesperados.
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Excelente artículo, para compartir, comparto absolutamente lo que dices
Saludos