Ficcionario

lápiz

“Instrumento alargado de madera o metal, en cuyo interior hay una mina de grafito. Se puede utilizar como rascador, como sustitutivo de la cuchara para dar vueltas al café, para enroscarlo en el pelo y hacer un moño o para escribir sobre superficies horizontales y verticales. Algunas personas los coleccionan, otras los pierden, otras los cambian de sitio y otras los regalan. Su extremo afilado se chupa, el opuesto se muerde y longitudinalmente se realizan líneas sobre sus seis caras con un bolígrafo, salvo que sea cilíndrico ( los lápices cilíndricos sirven, especialmente, para caerse de las mesas). Aunque para moverlo de un lugar a otro se transporta, normalmente, en la mano o en el interior de un receptáculo, hay quien prefiere llevarlo firmemente apretado entre los dientes, en su sentido longitudinal., o colocado entre la oreja derecha y la cabeza. Su ciclo existencial es sensiblemente diferente al de otros seres, pues nace, decrece y puede multiplicarse por bipartición, pero no muere, manteniéndose perpetuamente en estado de hibernación en el fondo de los cajones”

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