Introducción
Cuando comencé a pergeñar este trabajo no imaginaba el camino que iba a recorrer; pensaba hacer una investigación bibliográfica sobre la creatividad y su facilitación y una posterior trascripción de aquello que me pareciera interesante, porque sobre todo, me abriría nuevos caminos. Quería confirmar que la creatividad es un poder humano, que todos somos potencialmente creativos y que la cultura tiende a cercenar esa capacidad creativa.
Mi mayor preocupación era darle, a lo escrito, un cierto rigor científico que hiciera que este trabajo no se confundiera con un artículo más o menos extenso de alguna revista de divulgación popular. Quería que fuera y pareciera serio, casi un ensayo.
La primera parte refleja este propósito, y si bien cierto acartonamiento de mi parte me obligó a llenarla de citas de autores que confirmaban lo intuido, fue muy interesante transitar por ella y elaborarla.
Aprendí mucho; pero en un momento este camino se terminó, había llegado a la orilla de un abismo y no había nada más; sólo el vacío. Y en este estado pasé unos cuántos años, el tema no me interesaba más, creía haber encontrado todo lo que necesitaba saber, y en fin, no podía seguir. Aunque siempre estaba presente, como una asignatura pendiente, como algo sin cerrar.
Mientras tanto seguí viviendo, hice otras cosas muy importantes para mi y sobre lo que nos convoca, sólo tenía espacio para pensar: “tengo que terminar esa tesis, Dios”…
En el intento de recomenzar, por consejo de mi terapeuta y de mi amiga y profesora de taller literario, empecé a escribir sobre la creatividad y el juego en mi historia, en mi vida. Lo hice con cierta incredulidad, haciéndoles caso por que en otras oportunidades sus recomendaciones habían sido acertadas y no tenía nada que perder y todo por ganar.